¡ESTAD QUIETOS!

Reflexión diaria: 27 de Abril del 2017

Por: Fráter Lapis

Desde una perspectiva estética, en general una semilla es poco atractiva, y lo es especialmente si se le compara con la belleza de una flor, la frondosidad de un árbol o el encanto de un fruto. Sin embargo, pese a su apariencia insignificante y humilde, una semilla tiene el potencial de convertirse en todo lo anterior. Esta conversión es un milagro cotidiano de que podemos aprender varias lecciones, una de las cuales en particular —y quizá la de mayor sencillez— es el hecho de experimentar una metamorfosis mientras la semilla está en absoluta paz: no se agita, no se esfuerza, no se ejercita. Simplemente espera a que fuerzas externas activen sus capacidades internas.

En contraste con esta cualidad de las semillas, los humanos generalmente dedicamos el día a día a estar agitados provocándonos muchas veces tensión y mal humor. Por su parte Dios nos aconseja a “estar quietos”. Esta idea de quietud no debiera entenderse como una invitación a la contemplación improductiva y ociosa sino como una exhortación a vivir un estado de ánimo en donde las preocupaciones profundas no tienen cabida. Estar quietos debiera ser más bien una condición permanente en la que se es consciente que Dios resolverá cualquier situación por angustiante que ésta parezca. Estar quietos es como saber mantener el equilibrio al montar bicicleta o al patinar; es como aprender a flotar en el agua; es como ya vivir el cielo a cada instante. Es no explotar con nuestros seres amados cuando enfrentamos situaciones difíciles. Estar quietos es, en pocas palabras, como vivir en un estado de gracia cuya búsqueda es imperativa.

Pero estar quietos no es un fin, sino que también es un medio para conocer a Dios. Ese conocimiento de lo divino es una orden y al mismo tiempo una promesa. Dedicamos bastante de nuestro tiempo y recursos (intelectuales y económicos) a conocer a artistas, a deportistas y cosas por el estilo. Nos interesa también conocernos a nosotros mismos. Pero nos ocupamos mucho menos en tratar de conocer a Dios. El gnosticismo, corriente de pensamiento místico medieval, indicaba que el camino hacia la salvación no era mediante la fe en Cristo sino a través del conocimiento de lo divino. El acceso a ese conocimiento solo podía encontrarse por medio de pertenencia a sociedades selectas a menudo secretas. La iglesia pronto rechazó a los gnósticos y fueron tachados como herejes. Sin embargo, la idea gnóstica de la importancia y el deseo de conocer a Dios sobreviven hasta nuestro siglo. La humanidad sigue preguntándose quién o qué es Dios y, si acaso existe, cómo puede saberse más de Él. Conocerlo es difícil porque Dios es el ser más complejo que ha existido y habrá de existir. 


Un conocimiento total de lo divino es imposible, pero debemos procurar adquirir lo nos ha sido revelado. La falta de un conocimiento genuino y cabal de Dios deriva en seres humanos incompletos. Dios quiere que lo conozcamos, nos invita a hacerlo, nos promete que lo lograremos y nos da ideas de cómo lograrlo. Procuremos la “quietud” como uno de los caminos hacia ese conocimiento.

“Estad quietos, y conoced que yo soy Dios.” Salmos 46:16






© Ministerio Sonidos del viento (ruaj) Colectivo SDA detox . Prohibida su reproducción parcial o completa sin la autorización expresa del autor. 2017.

Comentarios

Entradas populares de este blog

LÍNEAS RECTAS CON RAMAS TORCIDAS.

JESÚS NO SE OLVIDÓ DE MI

¿LAS COSAS NO MARCHAN BIEN? UNA OPORTUNIDAD PARA APRENDER